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La Colcha de Retazos

Escrito por Isabel Garbanzo


En su época de niña no sabía del “quilting” y del uso que los esclavos le daban para a partir de trozos de tela, unidos consciente y convenientemente, lograr armar un texto, un mensaje cifrado a enviar a un receptor para su desciframiento. Lo que ella si sabía era que en su barrio la costurera armaba colchas, fundas y manteles de los retazos de tela que le iban quedando de las “costuras” que le encargaban sus clientes. Tenían diferentes formas y las combinaciones de colores y estampados eran hermosísimos.


Este es un cálido recuerdo que conserva de los días de infancia en que se escapaba a la casa de la costurera y la contemplaba en su labor de armado de colchas. Ahí había muchos chiquillos, mucha comida, muchos trastos por lavar en agradecimiento por los almuerzos que recibía. Lo más significativo para ella es que, por sobre todo, era un lugar seguro, cálido, donde lo que sobraba era el amor por el semejante.

Su infancia, como la “colcha de retazos”, estaba constituida por diferentes “tiritas”, por diferentes “significantes”:

La tirita de los gritos en casa.

La tirita del cariño en casa de la costurera.

La tirita del maltrato.

La tirita del afecto.

La tirita del abuso.

La tirita del amor y el respeto por el semejante.

La tirita de los principios y valores.

La tirita del abandono físico y emocional.

La tirita de los consejos surgidos del amor fraterno.

La tirita del olvido eterno.

La tirita de la alegría de la costurera cuando hoy día escucha su voz al teléfono.

La tirita del abrazo cariñoso cuando llega a visitarla.

En análisis comprendió que de entre los “retazos” y “significantes” ofertados, ella podía hacer una elección que le posibilitara armarse una vida con formas y combinaciones propias. El texto cifrado por la costurera llegó a su destinatario y ella logró finalmente descifrar el mensaje: Es posible cortar la cadena y trabajar en armarse una vida diferente.

Ahora, cada mañana al “tender la cama”, la colcha de retazos, que recibió de regalo un día de la madre, le transporta a esa cálida sensación de los retazos de cariño recibidos en sus años de infancia. Para ella es una muy buena manera de empezar el día y seguir adelante con el armado continuo de su vida.



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