Escrito por Nicole Loynaz
En la amistad verdadera se comparte una complicidad, elegimos personas con las que nos vinculamos por alguna afinidad en común y generamos un espacio mutuo. La amistad es un lugar de encuentros donde podemos sentir que el amige a nuestro lado nos entiende, aunque no entienda tanto. En la amistad hay espacio de descanso, un espacio de escucha, donde se puede acompañar, escuchar aunque aveces sin comprender, pero siempre sin juzgar. El amige es aquel que tiene sus cualidades que nos agrada pero también algunas que nos desagrada, y aun así podemos ver ambas partes sin que nuestro cariño sea alterado.
En este vínculo solido también se puede entrar en desacuerdos. En donde abiertamente se pueden discutir las diferencias y despedirse de un abrazo sin necesariamente haber llegado a un acuerdo. Este lazo respetuoso permite decir algunas verdades, marcar puntos difíciles en el comportamiento del otro, sin juicio y con una delicadeza amable.
La amistad es el espacio que permite el cariño con encuentros pero también con desencuentros.
El vinculo amoroso es un lazo distinto. En el vinculo amoroso sucede una transferencia de nuestras propias tramas inconscientes sobre la relación y puede ser un lugar que permita un gran crecimiento. El amor puede ser bello en ese aspecto, porque es cóncavo, un lugar donde se puede verter el ser. Pero aveces puede hacer falta agregarle al amor la amistad. Una distancia respetuosa sin juicio, que permita tanto los encuentros como los desencuentros. Un amor que soporta la otredad del otro. Las entradas y salidas. Lo que gusta del otro, pero también lo que hace falta.
…A lo mejor hace falta agregarle al amor la amistad.
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