Me da alivio cuando mi hijo juega con el PlayStation, desde donde habla con sus amigos, ríe con sus amigos, reta a sus amigos. Por lo menos tiene ese rato virtual de diversión con sus pares por que las actividades escolares o las rutinas de ejercicios se han convertido en meras repeticiones de lo mismo.
Quienes no tienen PlayStation, juegan desde sus teléfonos con aplicaciones grupales (Among Us, por ejemplo). Se reúnen, socializan, se divierten. Eso también me alivia porque gracias al teléfono, muchas personas que están aisladas, tienen una oportunidad de socializar.
Diferentes estudios prueban que jugar tiene efectos positivos en la salud física y mental.
Admito que me gusta jugar y yo misma siento en carne propia un bienestar después de algún juego grupal. Cuando en mi empresa facilitamos talleres -incluidos los virtuales-, siempre le damos un peso especial al juego porque abre mentes, anima personas y baja tensiones.
Incluso, algunas sesiones de juego se convierten en fechas memorables, que nos recuerdan escenas placenteras. Nunca voy a olvidar una partida de Monopolio que jugamos con unas amigas de la escuela que terminó a las 2am y que instituyó complicidades de por vida.
O aquella vez que jugamos Janice, Eva, David, Julio y yo y nos reímos hasta el ahogo. ¿Cómo olvidar esos momentos?
Jugar hace bien.
Así que yo propongo que, en todos los lugares del mundo, la gente pare (al menos) 15 minutos al día para jugar. Que los gobiernos, las familias, los colegios y las escuelas, las empresas, paren para jugar.
Así como se agendan reuniones o clases en los calendarios, que se agende juego, que es equivalente a agendar risa, encuentro, trabajo en equipo, convivencia, refrescamiento intelectual.
El juego es cosa seria porque mejora la salud mental y con ella, todo lo demás. Nos saca de lo que nos preocupa, de lo que nos duele, de los temores, de las ansiedades y en esa pausa de la realidad, nos permite ver las cosas con otros ojos, con otra energía y tal vez, abre una ventana para mejores decisiones, para mejorar nuestra productividad.
Agendemos juego.
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