Escrito por Isabel Garbanzo
Aunque los finales son naturales, tanto en el plano de lo personal como de lo profesional, muy a menudo nos resistimos a ellos y los enfrentamos con duda, tristeza, pesar e incluso resignación… ya que “no nos queda de otra”. Si lo analizamos con detenimiento veremos que no necesariamente debe ser así y que claramente “si nos queda de otra” y que la vida tiene mucho mejores cosas para nosotros…si decidimos cerrar ciclos – etapas.
Cuando hablamos de finales necesarios, nos referimos a esos procesos de la vida que tienen un inicio, un desarrollo y un final. Ser consciente de por cual etapa vamos en un determinado proceso es necesario para aprender a cerrar ciclos cuando se agote el proceso, de esta manera podremos seguir adelante y evitar quedarnos estancados.
Es muy importante reconocer la diferencia entre lo que es cerrar una etapa y lo que implica vivir una pérdida. Aunque el cierre de etapas en la vida supone en si mismo una perdida y de alguna manera implica duelo, dolor por que la etapa no tiene más que ofrecer, pero este cierre no tiene el carácter súbito o profundamente doloroso que implica una pérdida abrupta, por ejemplo de un ser querido, una relación o un trabajo.
La importancia de poder cerrar ciclos de manera consciente, es que ello incidirá directamente en lo que haremos en un futuro. Si insistimos en mantener ciclos abiertos, esto definitivamente interferirá con el avance, con el aprovechar nuevas oportunidades, iniciar nuevos ciclos. Estaremos, de alguna manera, arruinando el presente por un pasado que no tiene futuro.
Una manera efectiva de cerrar ciclos es analizarlos con detenimiento y en el proceso dejarlos ir, haciendo las paces con lo que fue, con lo que nos aportó. Es verdad que como humanos tendemos a aferrarnos a lo conocido, a veces, aunque nos haga daño, porque como dice una canción “la costumbre es mas fuerte que el amor”… o “mejor viejo conocido que nuevo por conocer” como dice un adagio popular. Según esto es más fácil entonces soportar lo malo conocido que apostar por lo bueno por conocer.
Un ciclo se cierra cuando el proceso ya se completó y solo quedan restos del mismo. El cierre solo puede hacerse de manera consciente, para no seguir psicológicamente conectados a ello. Dejar ir, hacer las paces con lo que fue es una manera de abrirnos a una nueva realidad.
Aunque cerrar ciclos se refiere a abandonar realidades que ya no nos aportan, siempre implicará un duelo, por lo tanto, hay que darse permiso de vivir esa tristeza que trae consigo un final, y despedirnos de esa realidad que estamos dejando ir. Una manera de lograrlo es construir una memoria sobre lo vivido. No se trata de esconder la cabeza como un avestruz, ni pretender que no pasa nada para que no nos duela. Lo ideal sería repasar ese ciclo, identificar el inicio, los momentos relevantes y todas las sensaciones que vivimos, a partir de ahí hacer un balance de lo positivo, lo no tan positivo que nos aportó ese ciclo. ¿Qué aprendimos, qué nos aportó y cómo contribuyó a nuestras limitaciones?. Esta es una manera sana de dejar ir, de decir adiós.
Cuando cerramos ciclos nos ponemos en paz con el pasado inmediato para seguir adelante sin que lo vivido nos afecte, sin que siga invadiendo nuestro presente. Tengamos presente que todo final implica necesariamente un comienzo, y es ahí donde debe estar nuestra atención, nuestro interés, nuestros esfuerzos.
Lo nuevo, en un principio, implica incertidumbre, pero esto no tiene porque, necesariamente, asustarnos, en relativamente poco tiempo comenzaremos a ver sus bondades, o a hacer los ajustes que se requieran. El nuevo ciclo es la oportunidad de poner en práctica lo aprendido en el anterior, ampliar lo que ya sabemos, pulir lo que necesita ser afinado, o dar un viraje para crecer. Disfrutemos de la aventura, del aprendizaje, las sorpresas y las adaptaciones implícitas en lo nuevo. Si lo pensamos en retrospectiva, los cambios por lo general nos dan más de lo que nos quitan. Solo que en el momento de dejar ir no lo vemos así, pero con el tiempo veremos que los cambios por lo general nos son para bien.
Cerrar ciclos de manera consciente con agradecimiento por lo que fue es vital para nuestra salud mental, si nos aferramos al pasado, no hacemos espacio para el presente y el futuro… Al ciclo que ya fue le damos un adiós en paz y agradecimiento. Al nuevo ciclo lo recibimos con los brazos abiertos, con una calurosa bienvenida desde un corazón agradecido.
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